{Quisiera casarte con una de estas dos hijas mías, pero a condición de que trabajes para mí durante ocho años. Si completas diez, es ya cosa tuya. No quiero coaccionarte. Verás que, si Allah quiere, que soy de los justos}. Los seguidores del Imam Ahmad ibn Hanbal se basaron en este versículo para argumentar la validez de contratar a alguien a cambio de comida y vestido, como era costumbre, y también tomaron como apoyo el hadiz transmitido por Ibn Majah en su Sunan, en el capítulo titulado: "Contratar a un trabajador a cambio de comida para su estómago.”
Y, cuando Moisés cumplió el tiempo convenido y se fue con su familia, distinguió un fuego del lado del monte y dijo a su familia: «¡Quedaos aquí! Distingo un fuego. Quizá pueda informaros de qué se trata u os traiga un tizón. Quizás, así podáis calentaros». Llegado a él, se le llamó desde la vertiente derecha del valle, desde el sitio bendito, desde el árbol: «¡Moisés! ¡Soy Allah, Señor del universo!. ¡Tira tu vara!» Y cuando vio que se movía como si fuera una serpiente, dio media vuelta para escapar, sin volverse. «¡Moisés! ¡Avanza y no temas! ¡No va a pasarte nada!. Introduce la mano por la escotadura de tu túnica y saldrá blanca, sana. Frente al miedo, ¡mantente sereno! He aquí dos pruebas de tu Señor, destinadas a Faraón y a sus dignatarios, que son gente perversa».
Moisés cumplió el plazo más largo y completo de los dos, y esto puede deducirse de Su palabra: {Cuando Moisés cumplió el plazo}. Y según Mujahid, él completó diez años, y luego otros diez después de esos. Y Su palabra: {Y partió con su familia} desde la casa de su suegro, dirigiéndose según mencionan varios exégetas y otros, movido por el anhelo de ver a su gente, con la intención de visitarlos en Egipto, de forma encubierta. Así, partió con su familia, acompañado de algunos de sus hijos, y con rebaños que había adquirido durante su estancia allí.
Dijeron: Y eso ocurrió en una noche oscura y fría. Se extraviaron en su camino y no lograron encontrar el camino habitual. Moisés intentaba encender fuego con su yesca, pero no lograba ver nada. La oscuridad y el frío se intensificaron. Mientras se encontraba en esa situación, pero pudo ver a lo lejos una llama encendida en un costado del monte Tur, el monte del lado occidental, a su derecha y dijo a su familia: {Esperad aquí, he visto un fuego}. Allah sabe mejor, pero es como si él la hubiera visto sin que ellos la vieran, porque ese fuego en realidad era una luz, y no es adecuado que cualquiera pueda verla.
Quizá pueda yo traeros de él un tizón o encontrar la buena dirección con ayuda del fuego. Y de allí les trajo una noticia, ¡y qué noticia!, halló junto a ella guía, ¡y qué guía!, y tomó de ella una luz, ¡y qué luz!. {Llegado a él, se llamo desde la vertiente derecha del valle, desde el sitio bendito, desde el árbol: «¡Moisés! ¡Soy Allah, Señor del universo!}
Y en Surat las hormigas: {Al llegar a él, se le llamó: «¡Bendito sea Quien está en el fuego y quien está en torno a él! ¡Gloria a Allah, Señor del universo!. ¡Moisés! ¡Yo soy Allah, el Poderoso, el Sabio!»}
{Cuando llegó al fuego, se le llamó «¡Moisés!». Yo soy, ciertamente, tu Señor. Quítate las sandalias! Estás en el valle sagrado de Tuwa. Yo soy, ciertamente, Allah. No hay más dios que Yo. ¡Sírveme, pues, y haz la azalá para recordarme!. La Hora llega -estoy por ocultarla- para que cada uno sea retribuido según su esfuerzo. ¡Que no te desvíe de ella quien no cree en ella y sigue su pasión! Si no, ¡perecerás!}
Escuchó: {Yo soy el Señor de los mundos}, Aquel fuera del cual no hay divinidad, Aquel a quien sólo debe dirigirse la adoración y por quien debe establecerse la oración. Luego le informó que esta vida mundana no es un lugar de permanencia, sino que la verdadera morada es la del Día del Juicio, el cual es inevitable y ha de llegar, {para que cada alma reciba la recompensa de lo que haya procurado}, ya sea de bien o de mal.
Lo incentivó a obrar para la otra vida, y a mantenerse alejado de quienes no creen en ella, de entre los que desobedecen a su Señor y siguen sus pasiones. Luego le habló directamente, consolándolo y mostrándole que Él es capaz de todo, Aquel que dice a algo “Sé”, y es. {¿Y qué es eso que tienes en tu mano derecha, oh Moisés?} [Ta-Ha: 17], {Dijo: “Es mi bastón; me apoyo en él, y con él sacudo las ramas para mis ovejas, y lo uso para otros usos.”} [Ta-Ha: 18], es decir: Sí, este es mi bastón, que conozco bien y tengo certeza de lo que es. Algunos exégetas explican que Moussa aprovechó la oportunidad para extenderse en la respuesta ya que estaba hablando con el Creador y deseaba que no se acabase la conversación.{Dijo: «¡Tírala, Moisés!». La tiró y he aquí que se convirtió en una serpiente que reptaba}. Esto es un gran milagro y una prueba concluyente de que Quien le hablaba es Aquel que dice a algo “Sé”, y es, y que Él actúa con total voluntad y poder. Entonces Moisés huyó de ella, pero el Señor glorificado sea le ordenó que extendiera su mano y la tomara por la cola. Cuando logró asirla, volvió a ser un bastón en su mano.
En otra aleya, Allah subhanahu dice: {Y: «¡Tira tu vara!» Y cuando vio que se movía como si fuera una serpiente, dio la espalda huyendo sin volver la vista atrás. «¡Moisés! ¡No tengas miedo! Ante Mí, los enviados no temen}. La serpiente se había convertido en una gran serpiente, de enorme tamaño, con colmillos que rechinaban, y a pesar de eso, se movía con la rapidez de las serpientes pequeñas (del tipo "jān", coronella), una especie de serpiente ágil y veloz.
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